La XVI Bienal Tamayo: Anulación (I)


Debido a que la 16 edición de la Bienal de Pintura Rufino Tamayo presentó fallas en el registro electrónico e irregularidades en la selección, los resultados deben anularse con el objetivo de reiniciar un nuevo procedimiento que corrija omisiones, imprecisiones y alteraciones de la convocatoria.
Con una identidad contradictoria que oscila entre el concurso abierto y el certamen por invitación, esta edición contó con un comité curatorial que simula tener las mismas funciones que un jurado de selección. Responsable de definir el concepto de pintura y de seleccionar las obras a exponerse, tuvo la facultad, con base en lo que señala la convocatoria, de "sugerir a otros creadores" que se registraran. Una decisión que replica el modelo imperante, contradiciendo la participación plural que instituyó el pintor Rufino Tamayo en la década de los ochenta.
El comité curatorial, integrado por el curador Eric Castillo y los pintores Patricia Soriano y Luis Hampshire, estableció un concepto que no señala atributos particulares: "pintura de concepto abierto, o de carácter concreto". Una conceptualización demasiado general y confusa -en lo que respecta al carácter concreto-, carente de categorías teóricas que detonen la revisión y reflexión sobre el pensamiento pictórico contemporáneo, y que develan un desempeño curatorial limitado.
Si el quehacer del comité en la definición del concepto pictórico es cuestionable, su participación en la selección es inaceptable. Además de quebrantar la convocatoria al inscribir artistas de manera extemporánea (declaraciones de Eric Castillo, La Jornada, 13 de agosto), la elección de pintores que han tenido relaciones profesionales o académicas con los curadores destruye la frágil credibilidad y prestigio de la Bienal. La presencia de creadores que como Eric Pérez y Heriberto Quesnel cuentan con textos escritos por Eric Castillo, y la participación de alumnos y colaboradores de Patricia Soriano como Jazael Olguín, Ángel Solano y Rodrigo Treviño, entre otros, refuerzan la sensación de una Bienal parcial y tribal. Inclusive, la pieza de Treviño parece haber sido pintada durante 2013 en el Taller 18 de Patricia Soriano en la Esmeralda (http://www.youtube.com/watch?v=Bso8JGuzulk).
Con el objetivo de un certamen transparente y que proporcione algún servicio a la comunidad artística -la construcción de valor legitimatorio para las firmas seleccionadas-, es indispensable: definir su vocación y misión institucionales con base en una política y programa de mecenazgo gubernamental; establecer un protocolo de inscripción coherente con la vocación y único para todos los participantes; señalar desde la convocatoria los atributos artísticos deseados; y asumir un código de ética que limite las posibles preferencias personales de los responsables de seleccionar y premiar las autorías.
Sin hacer pública la lista de invitados -lo cual sería importante para cotejar su proporción en relación con el total de los seleccionados-, el comité rechazó al 94.5% de los artistas inscritos.


La XVI Bienal Tamayo: Anulación (I). Por: Blanca González Rosas. Revista Proceso No. 1973. 24 de agosto de 2014.












1 comentario:

Martin Fuentes dijo...

Excelentes observaciones. Mexico se merece un concurso de pintura de primera linea, al menos en esta area podriamos hacer las cosas bien, sin corrupciones y traspies. Tenemos la capacidad para ello, si no fuera asi no habria quien comentase lo que se comenta aqui.